Aviso: En esta entrada se cuentan cosas sobre el argumento de cierto libro de Dan Brown, llevado al cine recientemente. Si a estas alturas no sabes de que va y tienes interés en leerlo, no sigas leyendo. Por cierto, permitirme que en esta entrada me deje llevar un poco por la literatura, el misterio y la fantasía (Parezco Cebrían)
El pueblo de Rennes le Château está en pleno centro de los antiguos territorios cátaros, del los que se decía que guardaban un terrible secreto que llevó a la Iglesia Católica a declararlos herejes y exterminarlos y de paso, a darle al rey francés el dominio del Langeloc.
Se situa en lo alto de una montaña, desde la que se divisa una vasta zona de territorio. También se divisan una seríe de castillos cátaros, protegiendo la zona. Es un lugar situado en alto, casí inaccesible, azotado por el viento. Aparéntemente no hay nada de valor allí. Solo un pueblucho.
A finales del siglo diecinueve, un pequeño cura, pobre, sin recursos llegó al pueblo. Tenía que cuidar la ruinosa iglesia de un pueblo ya decadente. Ni siquiera tenía donde vivir, se alojaba en casa de un vecino. Su nombre Bérenger Saunière.
Un dia mientras realizaba sus obligaciones y ayudaba a restaurar la iglesia, encontró algo. Unos pergaminos ocultos. ¿Qué contenían? Según algunos, el misterio del Santo Grial, la Sangre Real, la descendencía crística y su relación con los Merovingios, antiguos regentes de los Francos, hasta que los Carolingios de CarloMagno los derrotaron.
Según otros (Pierre Plantard), descubrió las actas fundacionales del grupo secreto conocido como el Priorato de Sión, supuestos herederos de la Orden de Sion, creada por los templarios, y defensoras del secreto del Sangre Real y de la verdadera relación entre Jesús y María Magdalena, tal y como cuentan algunos de los llamados evángelios gnosticos. Por cierto, fijaros en el nombre de nuestro sacerdote, Bérenger Saunière. ¿Os habeis fijado como llamó Dan Brown al supuesto último miembro del priorato en el Código DaVinci? Jacques Saunière. Si, el mismo apellido.
¿Qué encontró realmente el padre Saunière? No se sabe. Algunos dicen que el mismisimo tesoro oculto de los cátaros. O las riquezas que los templarios escondieron en algún lugar cuando también ellos fueron acusados de herejía. Lo que si es seguro es que empezó a tener dinero. Dinero para reformar por entero la iglesia. Para comprar un cuadro del Louvre llamado “Los pastores de Arcadia”, en el que se lee la inscripción Et in Arcadia ego, que si cambias de orden las letras, te aparece una frase en latín que dice Aquí está la tumba de Dios
No solo eso. También hico construir una torre desde la que se puede observar toda la zona. A esta torre la llamó Torre Magdala. Desde esta torre se puede ver una zona entre montañas, en la cual, hace apróximadamente una década, unas excavaciones encontraron una tumba. Una tumba antigua, de la época cátara. Vacia.
¿Y que decir de la iglesia? Una inscripición reza en su entrada Terribilis est locus iste, Este es un lugar terrible. Dentro, lo primero que vemos es la pila bautismal en la que nos encontramos con el demonio Asmodeo. Más adelante vemos a una figura de San José con el niño Jesús en brazos y, en frente, a una imagén de la Virgen con otro niño distinto en las manos. También ahí una representación del bautismo de Jesús donde aparecen los símbolos del Alpha y la Omega, pero al revés de como los representa la iglesia católica.
Por cierto, la iglesia, al igual que la torre, está consagrada a la Magdalena, de hecho, es la figura que está representanda en el altar de la misma. Y en todas las representaciones que hay de Magdalena, siempre aparece con un craneo. ¿De quién? ¿A que muerto podía adorar la Magdalena? ¿A Jesús? No, se supone que resucitó. O al menos eso dice la Iglesia y por ende, Saunière, que perteneció a ella. Jesús murió y resucitó. ¿O no?
Saunière murío, no sin antes construir una segunda torre de observación, comprar otros dos cuadros en el Louvre y construirse una casa en la que vivir con la sirvienta que contrató. La muerte le cogío en pleno proceso para reformar el cementerio. Quería cambiar de sitio las tumbas y destruir una tumba en concreto. ¿Quién estaba en esa tumba? Nadie lo sabe.
Saunière murío, pero no recibió la extrema unción. El cura de un pueblo vecino que iba a hacerlo, se negó a impartir el santo sacramento y salió corriendo de Rennes-le-Château, totalmente pálido. Algo le dijo Saunière. Algo que le horrorizo.
Una última anécdota. Saunière también hizo construir una fuente dentro del recinto, digamosló de alguna forma, sagrado. Una vez hubó un incendio, después de muerto él. Su sirviente les dijo a los hombres del pueblo que mejor no usaran el agua de esa fuente. Era lo mejor.
Bueno esa es la leyenda que existe sobre Rennes-le-Château. Espero que os haya gustado.
Este fue mi tercer destino en mi viaje por el país cataró. El segundo, una antigua abadía y unas fuentes medicinales.
Hoy os he contado la leyenda, otro dia os contaré mi viaje a este lugar, os enseñaré las fotos (que se que algunos están muy interesados en verlas, aviso que la calidad es pésima, sobre todo las del interior de la iglesia) y contaré lo que cuenta la historia oficial y escéptica sobre toda esta leyenda.
Barcelona, Un més y doce dias. 18 grados, ha llovido. La tripulación ha estado perdida mucho tiempo. Es que estaba en Francia
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