Cthulhu Wars

Juegos de mesa lovecraftianos

Hace unos meses estuve en unas jornadas de juegos ambientados en la obra de H.P. Lovecraft. Es decir, todo un puente largo jugando a todo tipo de juegos relacionados con los horrores imaginados por el autor de Providence. Aparte de algunas partidas de rol y a juego de cartas de Arkham Horror también probé un par de juegos de mesa lovecraftianos que pasaré a reseñar a continuación

Estudio en esmeralda, segunda edición

Un juego de mesa del bueno de Martin Wallace basado en el relato de Neil Gaiman en el que se mezclaban los horrores de los Mithos con Sherlock Holmes. El juego (al igual que el relato) se ambienta en un mundo en el que los primigenios gobiernan de forma abierta desde hace siglo. Pero el descubrimiento de la dinamita podría cambiar las tornas.

Se trata de un juego que mezcla roles ocultos, con mayorías con construcción de mazos. Los jugadores se dividen en dos bandos. Los lealistas, que intentarán defender a nuestros amos primigenios. Y los restauracionistas, que buscan matarlos. Cada uno obtiene puntos de victoria de forma distinta y nadie sabe a quien pertenece cada cual. Al menos al principio, porque en cuando ves que uno de los jugadores le pone un bombazo al primigenio de Londres pues ya sabes que seguramente lealista no será.

El objetivo principal es controlar las distintas ciudades del tablero mediante una mecánica de mayorías. Para jugar acciones usaremos cartas que podremos ir comprando desde el tablero para ampliar la potencia de las mismas.

Y más o menos eso es todo. Jugamos acciones, robamos cartas para intentar ampliar nuestras posibilidades y vamos ocupando ciudades. Cuando acabe la partida se cuentan los puntos y el que mas tenga, pues gana. Con un detalle interesante, y es que el bando al que pertenezca el último jugador recibe un penalizador. Con lo que no basta con ganar sino que tienes que preocuparte de que tu compañero no quede demasiado descolgado.

Juegos lovecraftianos estudio en esmeralda

El juego me gustó. Es rápido, se juega en una hora y te deja con ganas de más. Tal vez sea *demasiado* corto, pues cuando parece que ya tienes el “chiringito” montado, se acaba. Aunque mejor eso que alargarse hasta la nausea. El juego es más táctico que estratégico, pues entre la ajustada duración y el depender del azar de las cartas no podremos planificar demasiado.

Y un detalle que me gustó bastante es la ambientación. Esto de un mundo dominado por los primigenios en el que un grupo de terroristas intentan hacer volar a sus terribles amos da para una partida de Pulp Cthulhu.

Por cierto, al principio Martin Wallace quería hacer un juego de anarquistas a finales del XIX, pero pensó que un juego sobre Cthulhu iba a vender más que un juego sobre Kropotkin

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Cthulhu: Death May Die

Este segundo juego es un juego de miniaturas de CMON en el que tendremos que reventar a un primigenios a hostias. El juego nos dice que se intenta representar la parte final del típico juego de investigación basado en los Mythos. Ya hemos descubiertos todas las pistas, ahora solo quedar reventar sectarios y horrores cósmicos.

Cada jugador lleva un investigador que ya empieza medio tarado y tendremos que intentar detener un ritual de invocación mientras un nutrido e ilimitado grupo de sectarios y horrores menores trata de detenerlo. Más tarde o más temprano aparecerá Cthulhu, Hastur, Yog Sothot o algún otro de estos amables seres a zurrarnos. Con la particularidad de que si aún no hemos detenido el ritual no podremos hacerles daño. ¿Matamos al primigenio? Hemos ganado. ¿Nos matan a nosotros? Pues hemos perdido.

Un detalle interesante es la gestión de la locura. Nuestros investigadores irán perdiendo estabilidad mental a lo largo de la partida. Si nos quedamos a cero, pues hemos perdido, como suele ser habitual. Pero a medida que nos vayamos volviendo locos, vamos activando habilidades especiales. Por lo que es importante gestionar esto, para llegar hasta el final con la suficiente locura como para tener a nuestros personajes listos para la batalla final. Pero sin pasarnos.

Cthulhu death may die

Este fue el juego que más me decepcionó. El asunto de que los enemigos tengan “respawn” y sean ilimitados no me suele gustar, pues hace que pierda el sentido luchar contra ellos pues al final vas a acabar como empezaste. Al final me pareció un simple tirar dados y sacar cartas de eventos sin parar. Con muy poquita estrategia, todo táctica y sin demasiadas opciones.

Ojo, a mis compis de mesa les gustó bastante. Consideraron que la extrema dificultad que trae el tener a todos esos monstruos atosigándote en todo momento te obliga a optimizar al máximo para poder ganar. Y lo vieron como un gran puzzle. No se, hay gustos para todo, pero yo no veo que un juego tan azaroso puedas ser calificado de puzzle.

La miniaturas muy chulas, eso si.

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Cthulhu Wars

Y el tercer juego de mesa lovecraftiano que comentaré es el Cthulhu Wars. Un juego que se dio a conocer por el gran tamaño de sus minis y que tras alejar los miedos de que fuera un “risk de Cthulhu” se ha ido posicionando como un juego de mayorias asimétrico con bastante buena reputación entre jugones y fans del señor de R’lyeh

En el juego cada jugador controla a las hordas de un primigenio. Los distintos dioses oscuros están pegándose entre ellos por el control del mundo. Nuestros sectarios tendrán que ir abriendo portales y realizando rituales que nos permitirán invocar preciosos puntos de victoria con los que ganar la partida.

Pero claro, no todo es invocar puntos de victorias (creo que el nombre técnico era condenación o algo así). También podemos invocar monstruos de nuestra facción y al propio primigenio una vez lleguemos a tener la suficiente capacidad.

Cthulhu wars

Aquí ya estamos con la primera de las decisiones recurrente. ¿Gastamos nuestros portales para obtener puntos con los que ganar la partida o para invocar monstruos con los que defender nuestros portales? En el equilibrio está la victoria.

Además podremos ir desbloqueando habilidades especiales para nuestros “bichos” y primigenios. Y aquí es donde entra la asimetría, pues cada facción tiene una manera de actuar muy distinta a las demás. La facción de Cthulhu se centra en el combate, Nyarlathotep en la movilidad, la Cabra Negra en invocar a toda velocidad y el Rey de Amarillo casi tiene su propio juego interno. Esto hace que si juegas de primera no sepas por donde te van caer las tortas y ofrece gran rejugabilidad a largo plazo

¿Qué me pareció? Pues un juego mi divertido. Un juego de pegarse tortas pero en el que tienes que tener una estrategia a largo plazo si quieres sacar todo el provecho a las habilidades de tu facción. Las reglas especiales de las criaturas son básicas y si las usas bien el azar que todo combate tiene se reduce bastante.

Lo importante es que tiene lo que un buen juego de mesa debe de tener, muchas posibilidades sin que ninguna sea una opción clara, con lo que tendrás que darte al coco. Aunque cada facción te anime a una estrategia concreta, siempre tienes varios caminos.

Bastante recomendable.

Página oficial del juego

Otros juegos de mesa lovecraftianos

Estos son los juegos que probé en las jornadas. Otros juegos con esta temática a los que he jugado el pasado año son el Mansiones de la Locura y el Arkham Horror LCG

Mansiones de la Locura es un juego de mesa en el que tendremos a un grupo de investigadores intentando resolver algún misterio relacionado con los Mythos. Se juega en colaborativo, con una app haciendo el papel de los malos. Bastante vistoso y entretenido, una especie de juego de rol quitando la parte de interpretación y dejando solo la de juego.

Del Arkham Horror LCG ya hable en su momento, y me sigue pareciendo el mejor juego de esta temática (sin entrar en juegos de rol puros). Aunque como todo juego de cartas coleccionable peca de ser un saca cuartos.

Y eso es todo. Que os lo paséis bien luchando contra los primigenios.

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