Segundo capítulo de Falcon and the Winter Soldier, que me ha gustado más que el primero. Y es que aquí ya vamos un poco más al grano y tenemos a ambos personajes juntos.
Se nos presenta el nuevo Capitán América (retomando la música de “El Primer Vengador”, por cierto). Al principio se muestra como alguien que sin ser Steve Rogers tampoco es mala persona. Pero según avanza el capítulo va mostrándose más como un chulo. Sin llegar a ser malo, pero desde luego no es un personaje pensado para que nos caiga bien.
La escena de acción del capítulo me ha parecido bastante mejor que la del primero. Porque aquí si no estamos jugando algo. Por un lado, el intentar que los terroristas de Sin Banderas no salgan huyendo (lo hacen). Y por otro lado, que el orgullo de nuestros protas no quede mancillado por el nuevo Capitán América (no lo consiguen). Así que mucho mejor que la escena de inicio de la serie.
Por otra parte, me han funcionado bastante bien las interacciones entre Bucky y Sam. La escena de la psicóloga y la discusión sobre los magos me hicieron reir bastante. Que es otro elemento que eché en falta en el primer episodio. El humor.
Y habrá que ver como nos muestran a los malos. Porque querer que no haya fronteras ni paises no es malvado de por si. Es más, dan un pequeño discurso sobre que están ayudando a los refugiados que han sido marginados tras el fin del lapso. Recordemos que el otro villano de la serie, Zemo, también tiene una motivación hasta cierto punto justificada para hacer lo que hizo.
Porque tenemos varias escenas en línea de “ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos”. Por ejemplo, el policía que tiene el gesto racista de pedir identificación a Sam y no a Bucky. El supersoldado al que van a visitar y que fue abandonado por el gobierno USA (o eso entendí). O la muerte “heróica” de uno de los terroristas a manos del ejército, en una escena rodada para que empaticemos con él.
Habrá que ver como maneja esta serie el moverse por una moralidad gris. Porque esto suele ser territorio pantanoso para un guionista. Esperemos que no metan la pata.
Y ya para acabar, Zemo. Con una escena genial, usando la música y la imagen del tablero de ajedrez para mostrarle como el auténtico genio del mal que esperamos que sea.
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